Le diré, ocupado lector, que cada cierto tiempo este ignorante trata de rehacer su vida. Como una nochevieja cualquiera formulo una serie de buenos propósitos que con firmeza pero sin demasiada confianza trato de llevar a cabo. No son grandes hazañas, ni luchar por la consecución de sueños de infancia (y juventud). No se trata de tirarme en paracaídas ni viajar, nada de eso. Sencillamente trato de reorganizar mi tiempo para hacer esas cosas cotidianas que supuestamente aportan calidad de vida en una existencia sencilla como la de su amigo el Ignorante.
Todo comienza con levantarme algo antes (les diré que duermo las preceptivas 8 horas, incluso algo menos, y sin siesta). Me convenzo para escribir unas lineas, y es importante no olvidarnos de la salud: ¿yo no estaba apuntado a un gimnasio?, sí, creo que sí; pues me planteo el volver una horita cada día. Estas simples variaciones, unidas y encajadas a fuerza de mortero con el trabajo, las tareas domésticas, la vida familiar, -Nene, que no vienes nunca a verme, que te olvidas de tus padres, que tengo unas croquetas bueniiiiiiisimas...- son los únicos cambios que pretendo introducir en mis quehaceres diarios.
Es en este momento cuando debo decirle a usted, presuroso lector, que estas reflexiones y quebraderos de cabeza (comeduras de olla, que se dice), surgen cuando su amigo el Ignorante tiene demasiado tiempo libre, y se preocupa en pensar qué cosas hacer con su tiempo, en vez de emplearlo para hacerlas. Pero cuando con resolución adelanto el despertador y preparo la bolsa de deporte para el día sigiente algo pasa sin remedio: una llamada, un cambio de planes, trabajo, comer con un amigo, se estropea la lavadora... y algo tan sencillo como un cambio de horario se convierte en un -¡AH, NO!, para hacerlo con prisas no lo hago- y de nuevo el despertador da una tregua, la bolsa hiberna en el armario y la hoja queda en blanco. ¿Será que prefiero pensar que hacer? Perder el tiempo es perder la vida (con perdón), pero no encontrar tiempo para perder no es mucho mejor.
Sobre el tiempo he de decirles algo muy importante... pero en otro momento, ahora tengo prisa...