sábado, 21 de abril de 2007

Las ventajas de tener perro

Es sabido que poseer animales, en especial perros, aporta una serie de beneficios a la salud que se traducen en una mejora de nuestra calidad de vida. Sacarlos a pasear nos obliga a hacer ejercicio, acariciarlos nos relaja, adiestrarlos nos aporta paciencia, es incuestionable su compañía y lealtad...

Sí, sí, enternecido lector, pero este ignorante ha descubierto una nueva ventaja de tener un can en casa, y no me negarán que esto sí que mejora nuestra calidad de vida y momentos de ocio, y es que desde hace unos días sintonizo (sin pagar un euro) cantidad de canales vía satélite gracias a Coco y su parabólica...




Puerta Interdimensional

¡¡¡Avisad a Stephen Hawkin!!! Ríanse de la teoría de la relatividad, de la del Caos, mófense de los agujeros negros y de los viajes en el tiempo. Desocupados lectores: se ha descubierto la realidad sobre los universos paralelos. Y la puerta para viajar entre estos mundos está en mi propio hogar.
Sí, sorprendido lector, y ha sido este humilde ignorante quien la descubrió por casualidad, barriendo su humilde hogar cual ratita del cuento (aunque sin encontrar una sola moneda). Más bien son elementos, objetos o materias algo más desagradables los que aparecen por arte de magia bajo el sofá. Y esto me hizo pensar, es más, me hizo planificar una serie de pruebas que corroborasen la teoría que poco a poco iba tomando forma en mi fantasioso cerebro.
Por eso, para demostrar empíricamente mi teoría, acudí a varios amigos tan ignorantes como quien escribe. Sin adelantar mis ideas, procedí a limpiar exhaustivamente todo el suelo de mi morada: lo barrí con ahinco, y al acabar pasé obsesivamente la aspiradora, y no contento con esto saqué brillo con mis bayetas y siguiendo la lección del gran Tanaka: "Dar cera, pulir cera...". Finalizada esta tarea y ante todos los ignorantes presentes (que colaboraron levantando sus piernas mientras pasaba la escoba con tesón) les hice firmar todo el proceso y descripción del resultado: un suelo limpio, brillante, resbaladizo. Aquello no era un suelo, era un anuncio de Mr Proper (UY NO!! Mr. Proper fue al principio, ahora se llama Don Limpio).
Pues bien, tras esta declaración jurada y ante sus atónitos ojos comencé a barrer de nuevo el piso, y... ¡Oh sorpresa!, ahí estaba de nuevo. Ligeras, oscuras, escurridizas, cual extrañas alienígenas venidas de otro mundo: las pelusillas. ¿Qué son? ¿De dónde vienen? ¿Cuáles son sus funciones o intenciones?. Si se me cae al suelo una patata frita recogeré una patata frita. El polvo es polvo. Pero ellas... son un enigma. Aparecen de la nada para inundarlo todo al mínimo descuido, como el óxido, como la humedad en las paredes, como las algas. Por eso estoy convencido de que no pertenecen a nuestra naturaleza, viven en un universo paralelo de pelusillas, y por algún motivo atraviesan el espacio-tiempo para llegar aquí, a mi casa, a través de la puerta interdimensional que se abre bajo mi sofá. ¿Me atreveré algún día a cruzar esa puerta?.
Ríase, incrédulo lector, pero ya he vendido los derechos a Michael Crichton.

viernes, 13 de abril de 2007

Yo soy yo y mis alergias

Sí, desocupado lector, después de muuuuucha insistencia por parte de mis seres queridos, al fin he ido al médico. Y después de pinchazos, hinchazones y estornudos varios me han confirmado lo que ya sabía: tengo una alergia atroz a los gatos y a los ácaros.

Le contaré un secreto, curioso lector: nadie es alérgico a los gatos, ni a su pelo; somos alérgicos a la caspa del felino. ¡Gatos con caspa!. Señores de "Head&shoulders", aquí hay negocio.

Pero mucho peor es lo de los ácaros. Aquí tenéis un bonito retrato del señor ácaro:




Este simpático personajillo (que de ser algo más grande encontraríamos fácilmente en cualquier plato de marisco, junto a gambas y almejas) se alimenta de escamas de piel humana. De acuerdo... ¿Ahora tengo escamas? ¿Es que soy un rodaballo?.
Le contaré otro secreto, sorprendido lector: nadie es alérgico a los ácaros, sino a las proteínas de... ¿Preparado?... ¡SUS EXCREMENTOS!.
Sí, asqueado lector, no basta con imaginarnos inmersos en una plaga de dimensiones bíblicas en nuestro propio hogar, con estos bichos campando por cada centímetro de nuestra piel. Es que además se cagan por todas partes.
Si me disculpan, voy a ducharme.

jueves, 12 de abril de 2007

¿Qué tal el trabajo?

Son muchas las circunstancias que nos definen como personas, y permitan que remita al tan trillado "Somos lo que comemos", o "Dime con quién andas...". Pues bien, puedo alimentarme con grasienta "comida" de fast-food y ser dentro de unos años carne de cardiólogo, puedo codearme con lo más bajo de la sociedad, parias suburbanos ante los que cualquier persona sensata cambiaría de acera, y aún así seguiré siendo una buena persona.
Si yo le pregunto, desocupado lector: ¿Y tú qué eres?, la respuesta será sin duda un oficio u ocupación, pero jamás será algo así como "soy un buen padre", o "un buen marido", o "soy un regalo de Dios a la humanidad".
En un mundo perfecto decidiríamos nuestra ocupación en función de nuestros deseos o capacidades, pero aquí y ahora nos hemos de contentar con ganarnos la vida de la manera más honrada y honorable que nos permita la sociedad (pero eso es otro tema). El caso es que deberíamos trabajar para vivir, y no al contrario. Fiel reflejo de esta situación se ve descrita en http://www.unidad-d-quemados.blogspot.com/
¿Cómo voy a desarrollarme como persona si al llegar a casa lo único que me apetece hacer es clavarle agujitas al muñeco vudú de mi jefe? ¿Cómo voy a disfrutar de todo lo que me rodea si sé que mañana será otro día igual?
La lección que hemos de aprender es que no deberíamos malgastar nuestro tiempo y salud en un trabajo que nos marchita. ¿Verdad?
¡PUES NO! a todos nos mueve el dinero, ¿o a usted no?

Cosas de casa

Sí, desocupados lectores. Ya me lo decía mi madre, que llevar una casa requiere estudios de la más diversa índole, y no hablo solamente de conocimientos culinarios, de albañilería o matemáticos (aunque últimamente la única operación que debo realizar es la resta en mi cuenta corriente). También se requiere psicología y protocolo, sobretodo para tratar con los vecinos.
Este ignorante tiene bastante suerte, porque somos ocho vecinos y creo que bien avenidos (excepto en las reuniones anuales, donde no hay amigos y no se hacen prisioneros).
Está el típico señor jubilado, que como no tiene nada más que hacer se dedica a arreglar cosillas y a velar por el buen funcionamiento de nuestra comunidad. Dicho esto debo añadir que es un pesado y que muchas veces doy un par de vueltas a la manzana si veo que va a entrar, para no tener que subir con él, aunque últimamente he desarrollado un estado mental en el que nada importa, no le oigo, es como si escuchase una musiquilla acompañada del trinar de los pajarillos. De vez en cuando asiento levemente, o voy diciendo "ajá, ya, estas cosas ya se sabe". Creo que lo único que necesita este personaje (presente en toda comunidad de vecinos, aunque puede ser en forma de mujer y variar su edad) es una figura antropomórfica a la que dirigirse, por lo que he propuesto colocar espejos por toda la escalera, como a los periquitos...
Por otro lado están las señoras que, incapaces de bajar un piso para dar el parte a su vecina y además amiga (que si he ido a comprar, que si mi hijo ha sacado todo notables...) comienza a gritar por el patio interior
"¡¡¡¡ANTOOOOOOONIAAAAAAAAAA!!!!, ande sa metío esta mujer... ¡¡¡¡ANTOOOOOOONIAAAAAAAAAAAAAA!!!".
El problema es que entre la señora Josefa (3º2ª) y la señora Antonia (1º2ª) está un servidor (2º2ª), que me he de enterar si estas señoras van al médico o si les han salido juanetes. Pero lo peor es cuando lo que han de decir es secreto, porque entonces no gritan, sino que cuchichean a voces.
"Antooniaaaaaaaaaaaaaaa! mira que es guarra la de abajo, que le llega la mugre a las rodillas".
El caso es que se entera toda la escalera, incluida la guarra de abajo, y luego vienen las caras largas.
Por suerte en mi escalera no hay ascensor, y digo esto porque me he fijado en los tics que adoptamos a la hora de subir o bajar con algún vecino: mirar la hora, buscar las llaves, encontrar la llave de la puerta, volver a mirar la hora... Mucho peor es cuando hay conversación de por medio: tiempo, familia y trabajo son los temas básicos. Mire señora: ya sé el tiempo que hace; la familia bien, gracias; y acabo de salir del curro y no-me-a-pe-te-ce hablar del tema.
¡Uy! ya hemos llegado.

Bichos y demás parientes

Con este sugestivo título en honor a Gerald Durrell (lectura recomendada por este ignorante) voy a presentaros a todos los bichos, bichejos, animales, vegetales y minerales que pueblan nuestra humilde morada.


En lo más alto de la escala jerárquica encontramos a Coco, el rey de la casa. Coco es un simpatiquísimo Bulldog Francés de ocho meses. Un nombre más adecuado para este murciélago cuadrúpedo sería algo así como "Sombra", "Lapa" o "Pegajoso", porque no se despega de nuestros pies (en casa, porque en la calle no conoce a nadie, sobretodo si ve algún congénere). Si le apetece ver en acción a este lechón disfrazado de perro puede ir a: http://www.youtube.com/watch?v=edsLACzOKiU y a http://www.youtube.com/watch?v=pVW5MgilCC0&mode=related&search=
En esta bonita foto observarán a otro ser que habita con nosotros: un enano de jardín llamado "Napi".
Sí, desocupado lector, en esta casa todo tiene nombre.






Después encontramos a dos simpáticas tortugas: la grande es "Bizcocho", y la enorme es "Pistacho". No, incrédulo lector, no es Godzilla. Tienen unos 7 años. Viven en su bonito acuario con calefacción central y amplias vistas al despacho.























Por último, aunque no por ello menos importantes (aunque sí bastante menos ruidosos) tenemos a un grupo de pececillos. Es difícil reconocerlos porque todos son iguales: 4 barbos Pentazona, 4 Rasbora Arlequín, 2 Khulis, un Otocynclus y dos gambas. Y sí, también tienen nombre (bueno, como la esperanza de vida de estos pececillos no es demasiado alta, los nombres pasan de generación a generación). A saber: tenemos a Otto, Horatio, Boyo, Tenacitas, Ozzy, Jagger, Burbujito y alguno más que no recuerdo (este ignorante tiene la memoria de un pececillo de colores).











Pasamos ya a las especies vegetales (sin contar con las que abundan en la nevera, a esas prefiero no cogerles demasiado cariño). Dentro nos acompañan dos hermosos Potus y un magnífico tronco del Brasil llamado Bob (en honor al célebre actor secundario Bob). Bob tenía un hermano pequeño, Bobito, pero falleció el día que a Coco le dio por hacerse Vegetariano (Descansa en paz, Bobito).






En estos momentos un joven bonsai de la especie Serissa se debate entre la vida y la muerte (no, Coco no ha tenido nada que ver, más bien ha sido el cambio climático). El pronóstico es reservado, pero ampliaremos la información conforme su estado de salud varíe.

Recientemente han pasado a formar parte de esta numerosa familia un gran número de margaritas, geranios y otras bonitas plantas de las que desconozco el nombre, y que dan color y alegría a nuestro amplio jardín*.

*Amplio jardín: terraza de un metro cuadrado.

Bien, apreciado lector, esta es la población actual en casa del ignorante. Ahora, si me disculpa, debo atender a la llamada de la naturaleza...






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