Sí, acalorado lector, ya está aquí el verano, y la veda del bronceado la ha abierto la esperada verbena de San Juan y su aún-más-esperado puente. Así que su amigo Ignorante y señora se han ido a pasar unos días a la playa. Debo decirle que no soporto las sesiones playeras de bronceado en la ardiente arena de una playa abarrotada, pero lo que no se haga por amor (o por miedo...). Y puesto que quien les habla es Ignorante, pero no inconsciente... les diré que no salgo de casa sin mi protector solar factor 65 (no es broma) bien esparcido 30 minutos antes de salir, y otro factor 12 para distribuir cada pocos minutos. ¿Exagerado? Seguramente ¿Necesario? Bueno... ahorraría si me comprase una sombrilla.
Un tema que me apasiona y preocupa de estas fechas es la canción del verano, porque si antes era un tío hortera vestido de blanco y con sobredosis de sesiones UVA el que nos hablaba de una barbacoa, un chiringuito o de BAILAAAR BAILAAAAR, ahora son canciones machaconas que hablan de micrófonos, corrales o directamente son temas instrumentales repetitivos y sin carga emocional cuyo único interés radica en un videoclip cargado de espectaculares mujeres ligeras de ropa. ¿Te has bajado el politono? Pues ya tardas.
Aclarado este punto debemos hablar de la fauna local y visitante. Amigo lector, seguro que es consciente de las nefastas consecuencias del cambio climático, pues bien, le diré que no temo a las insolaciones, a las medusas, a los tiburones, ni a los calamares gigantes ni a las serpientes marinas... o al menos no tanto como al vendedor de cocos. Estoy seguro de que usted también lo ha sufrido: un tipo con unas bermudas descoloridas por el sol, camisa desabrochada, cadena de oro al cuello y gorro de paja, y siempre arrastrando sus dos cestas de mimbre cargadas con fruta que durante toda la mañana ha escondido en su furgoneta (imagínese el efecto hinvernadero en una furgoneta cargada de fruta...). ¿Su más poderosa arma? El Hipogrito-Huracanado: "¡¡¡HAY COOOOOOCOOOOOO, MELOOOOO MELOOOOOOO OIGA!!!! HACHIS MARIHUAAAANNNNAAAAAA" Además cada verano es el mismo tipejo, con el mismo discurso, el mismo uniforme y la misma fruta. Y cuando se va acercando (Ya le hemos oído desde hace un kilómetro) rezamos para que no se pare a nuestro lado, pero ¡Ay! amigo, este Ignorante tiene algo que les atrae porque cada día que he estado en la playa el vendedor de cocos me ha obsequiado con una sesión a calzón quitado de su ópera prima.
Como si de un capítulo de "El hombre y la Tierra" se tratara, otras especies circulaban ante mí siempre ofreciéndome algo: la más reciente es la china que ofrece masajes "aquí te pillo aquí te mato". Se trata de todo un espectáculo, ya que mientras collejea sin ningún escrúpulo a su cliente-víctima todos los vecinos de playa observan la tortura entre sorprendidos y descorchados de risa. ¿Quién sabe? Tal vez podamos encontrar la milenaria sabiduría oriental en la playa... o tal vez nos peguen una paliza y además tengamos que pagar por ello.
Finalmente están los amigos africanos que vendes gafas, gorras y relojes de las mejores marcas: Dolce&Bandarra, Torus, Trolex... y al igual que con el tío de los cocos, uno por uno me preguntan si quiero algo, aunque me vean con gorra, gafas, reloj y cara de querer marcharme al chiringuito más cercano. Lo curioso es que cuando acaban el itinerario y vuelven por el mismo camino ¿adivinan? sí, vuelven a preguntarme.
Otras especies dignas de mencionar son las enormes valkirias nórdicas sin complejos que muestran sus orondas y enrojecidas lorzas, los niños pesados que te llenan de arena, los musculitos posando en la orilla, el pesado del radiocassete y el socorrista despistado... pero de esto hablaremos otro día, que ahora estoy quemadísimo...