... we can pintar la escalera...
... we can arreglar el terrado...
... we can reparar la fachada...
...¿Lo adivinan? Así es, comprensivo lector, hacía tiempo que el inefable momento se acercaba, acechándome como un gato a una pescadería, y el momento ha llegado: Soy PRESIDENTE de mi escalera.
¿Y qué? se preguntará usted, que seguro ya ha pasado por esto... pues nada, que si no conoce a mis vecinos puede pasarse por algunas de las historias para no dormir que he ido narrando en este blog.
En fin, de momento es el segundo día en la presidencia y ya tengo el buzón lleno de facturas y cartas dirigidas a "su distinguida señoría el presidente de esta su comunidad". Por favor... tengamos paz.
Seguiremos informando.