Aquí estoy de nuevo, amigo lector, con otra historia finiquitada y lista para exponerles: El corredor del laberinto, de James Dashner, y esta es su presentación:
«Bienvenido al bosque. Verás que una vez a la semana, siempre el mismo día y a la misma hora, nos llegan víveres. Una vez al mes, siempre el mismo día y a la misma hora, aparece un nuevo chico, como tú. Siempre un chico. Como ves, este lugar está cercado por muros de piedra
Has de saber que estos muros se abren por la mañana y se cierran por la noche, siempre a la hora exacta. Al otro lado se encuentra el laberinto. De noche, las puertas se cierran
y, si quieres sobrevivir, no debes estar allí para entonces».
Todo sigue un orden
y, sin embargo, al día siguiente suena una alarma. Significa que ha llegado alguien más. Para asombro de todos, es una chica.
Su llegada vendrá acompañada de un mensaje que cambiará las reglas del juego.
¿Y si un día abrieras los ojos y te vieses en un lugar desconocido sin saber nada más que tu nombre?
Cuando Thomas despierta, se encuentra en una especie de ascensor. No recuerda qué edad tiene, quién es ni cómo es su rostro. Sólo su nombre.
De pronto, el ascensor da un zarandeo y se detiene. Las puertas se abren y una multitud de rostros le recibe. «Bienvenido al Claro, -dice uno de los adolescentes-. Aquí es donde vivimos. Esta es nuestra casa. Fuera está el laberinto. Yo soy Alby; él, Newt. Y tú eres el primero desde que mataron a Nick».
Para describirles qué tipo de lectura tienen delante lo más fácil es nombrarles tres títulos; si han leído al menos uno de ellos sabrán lo que pueden esperar en caso de abrir este libro.
Si les digo que los protagonistas de esta historia son adolescentes, que se ven arrojados a un medio hostil y siniestro y que deben crear ellos sus propias normas y jerarquias, ¿A qué título les recuerda? Muy listo, querido lector, "El Señor de las Moscas", de William Golding. Sin recordar su argumento más que a grandes rasgos, al comenzar "El corredor..." enseguida me vi inundado por paralelismos entre ambas lecturas: Las asambleas, el grupo de cazadores, los personajes agresivos y físicos contra los reflexivos y débiles... Pruévenlo, seguro que coinciden conmigo.
La segunda lectura a la que me recordó fue "El juego de Ender" (por favor, amigo lector, si no ha disfrutado de esta obra de Orson Scott Card, lléguese a su biblioteca más cercana y lléveselo. Ya me contará). No soy demasiado aficionado a la ciencia ficción, almenos en la literatura, pero esta obra la he leído unas cuantas veces y sigue fascinándome. De nuevo las víctimas, héroes y antihéroes son jóvenes imberbes sumidos en los miedos, traumas y sueños incitados por una sociedad diatópica alzada en guerra contra los insectores, una "malvada" raza de alienígenas. La llegada del joven Ender a la academia militar, y sobre todo el hallazgo de aliados y enemigos en su evolución, acercan ambas tramas en diferentes ambientes.
El último título que me vino a la mente mientras leía "El corredor..." es "La larga marcha", de Stephen King. En esta historia un centenar de chicos adolescentes participan en una marcha anual llamada "La larga marcha", que viene siendo un deporte nacional. Cada Caminante debe mantener una velocidad de al menos 6'5 kilómetros por hora; si cae por debajo de esa velocidad durante 30 segundos, recibe una advertencia verbal (que puede ser eliminada por caminar una hora sin avisos). Si un Caminante con tres advertencias se detiene nuevamente, se le elimina... literalmente. Solo hay un ganador, el último que queda en pie, y el premio es cualquier cosa que él desee durante el resto de su vida. Puesto que el planteamiento es sencillo y la acción no llega a ser trepidante, el punto fuerte de la historia radica en el contrapunto entre la fuerza y debilidad de los personajes conforme avanza la trama. De nuevo el joven protagonista se rodea de amigos y enemigos, pero todos ellos rivales, y el hecho de tener que caminar sin descanso recuerda sin duda a los corredores del laberinto.
El entorno en el que se desarrolla la historia, principalmente "el claro", ya sea por lo diáfano o por la habilidad del autor, es una fotografía en nuestra mente. Sin embargo con los protagonistas no se incide demasiado en su aspecto físico, centrándose más en su psique. Mención aparte debo hacer a los Laceradores, los "terroríficos" monstruos del laberinto. Puesto que suponen el mayor peligro para los protagonistas, el autor debería haberse esmerado algo más en hacerlos realmente horripilantes. Tal vez otorgarles algo más de inteligencia, agilidad, mala leche... o dientes. Algo más hay que reprocharle a esta historia (por no mostrarme demasiado conformista) es un final algo precipitado, aunque sorprendente y sobretodo abierto a la siguiente entrega (de nuevo estamos ante una trilogía) que su amigo el Ignorante esperará con impaciencia, de hecho ya me está esperando el siguiente título, llamado "Las Pruebas".
No recuerdo cómo llegó este título a mi abarrotada eBiblioteca, pero ha supuesto un gran descubrimiento que promete más horas de diversión con los siguientes títulos. Si busca una lectura amena, sencilla y ágil, y sobretodo si le van este tipo de historias, no dude en hacerse con "El corredor en el laberinto", y por supuesto con los otros títulos que aparecen en estas líneas. ¡Que los disfrute!