martes, 27 de abril de 2010

El Hipócrita Digital

Como tantas otras personas pienso que esto se nos va de las manos... que tanta tecnología, redes sociales, sistemas de comunicación y supuestos avances en general hacen que nuestra vida cotidiana experimente tantos cambios que deja de ser nuestra vida para convertirse en un ejemplo más de globalización al nivel más básico.

A pesar de ser un incorregible misántropo  me gusta contactar con mis amigos, preguntarles qué tal les ha ido el día, decidir al momento una comida para el día siguiente... Pero querido amigo; no me interesa que hayas ganado al Póker, que hayas encontrado una cabra en tu granja o que una galletita de la suerte te haya predicho que hoy encontrarás el amor.



Nos hemos convertido en exhibicionistas y voyeurs. Gritamos al viento cómo nos sentimos hoy, qué hemos hecho, si nos hemos levantado con el pié izquierdo o si hoy toca revisión ginecológica... y no, te deseo lo mejor pero tampoco me interesa.

Gente que explica sus juergas, que escribe por norma con faltas de ortografía o cuelga sus fotos más "desenfadadas". Amigo/a: las va a acabar viendo tu suegra, tu jefe o tu novio/a.

A pesar de esto los últimos meses me he ido aficionando a Facebook, con la creciente codicia de adjuntar más amigos (y conocidos), de pertenecer a más grupos (incluso crearlos), de saber todo de todos... ¿Y saben qué? Que me he cansado, que sin darme cuenta me he convertido en un chafardero, y eso sí que no. Así que esta tarde en cuanto he llegado a casa he comenzado a borrar todo rastro de mi paso por esta red: he eliminado amigos, grupos, fotos, enlaces... TODO.

Les confesaré que con cada "Aceptar" después del "¿Quiere usted eliminar...?" he sentido un oscuro placer que me hacía cada vez más libre. Después, al ver la pantalla vacía me he dado cuenta de que SABER cosas de los demás era NO HACER cosas propias.

Así que les dejo... que estoy ocupado.
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